La voz del miedo

Como sabéis, llevo un tiempo con la idea de cambiar el Clio por otro coche dentro de unos años, y es que la pelotilla francesa va camino de los 12 y me apetece darme el gusto de estrenar un coche, pudiendo configurarlo a mi gusto de arriba a abajo, por primera vez en mi vida.

Pero cada vez que empiezo a darle vueltas al asunto, además de la inevitable voz "maligna" gobernada por mi lado petrolhead que me incita a pensar en coches de grandes motores y potencias, de esos que hacen que tu bolsillo tenga pesadillas, también hace acto de presencia una voz que intenta cortarme las alas: la voz del miedo.

Es el miedo el que me hace dudar de si merece la pena dar el salto a un deportivo puro (no un derivado vitaminado de un utilitario como es el Clio), y no es por las razones que estáis pensando.

No es por miedo a los impuestos, ni siquiera por la más que probable exageradamente alta cuota del seguro o por miedo a la gente que no tiene cuidado cuando aparca y/o abre las puertas de su coche. A esas cosas, por desgracia, ya estoy más que habituado. Es por lo que supone un deportivo en cuanto a llamar la atención: me asusta atraer miradas de gente indeseable. 

Me aterra que alguien, lleno de envidia insana, quiera vengarse de mi persona por haberme comprado un juguete "súper caro" pagándolo con el coche (cuando probablemente su SUV haya costado bastante más) y utilice las llaves para dejarme una "bonita" marca de lado a lado, o peor aún, un "agujero de velocidad" en la capota si me decidiera por un roadster.

Un logo llamativo donde los haya.

Me acojona que a alguien le mole algo de mi llamativo "capricho", algo tan simple como un logo o la antena, y se lo quiera llevar de recuerdo (aunque no le sirva de nada) dejando su huella en forma de destrozo porque, claro, a alguien con un coche como ese le sobra la pasta y no le duele pagar el arreglo.

Pensaréis que exagero, pero los anteriores son casos reales, de gente más o menos cercana a mí, y que, en algún caso, ha provocado la compra de un segundo coche que haga las funciones de electrodoméstico de diario. Y es justo eso lo que no quiero, porque mi nuevo coche será mi coche para todo.

Casos como el de #ratsquad (todo mi apoyo desde aquí) no hacen sino aumentar mis temores, y es que confirma que hay demasiado malnacido ocioso suelto por ahí, dispuesto a invertir su tiempo y energía en hacer daño a los demás. La (presunta) posterior falta de profesionalidad de las autoridades incompetentes tampoco me tranquiliza, precisamente.

Vale que yo no soy conocido, y que es más probable que me toque la lotería a que me pase algo semejante, pero eso no hace que mi culo deje de estar más cerrado que un banco por la tarde.

Y es por todo esto por lo que esa voz me dice que quitarme un discreto Clio gris, que por muy RS que sea pasa desapercibido para el 95% o más de la gente, y hacerme con un deportivo que gire cuellos es una mala idea.

Menos mal que, aunque persistente, es una voz sin demasiada fuerza, y que las ganas y la ilusión  que tengo por hacerme con algo con carácter consiguen enmudecerla.