El reencuentro

Llevaba tiempo sin hacer algo así. Demasiado, probablemente.

No sé si es por estar atrapado por la rutina, si es porque me hago mayor o es por otra razón que no me viene a la cabeza, pero lo cierto es que hacía tiempo que el cuerpo no me pedía hacer algo así. Tampoco lo echaba de menos.

Renault Clio 197

Pero el sábado fue un día de reencuentros.

No sé quién fue el instigador. No sé si fui yo, fue mi hermano o fue algo mutuo, pero aprovechando el buen tiempo y con la excusa de limpiar el coche (la verdad es que lo necesitaba, el pobre), me metí entre pecho y espalda un tramo como los que me metía antaño de forma habitual.

Me reencontré con unas carreteras que hacía años que no recorría porque me traían malos recuerdos (por razones que no vienen a cuento). 

Me reencontré con un Clio tramero que últimamente solo ejercía de vulgar electrodoméstico de transporte, cuya monótona e indigna vida alegraba con algún pequeño y esporádico capricho en forma de estirada.

Pero lo mejor es que me reencontré con mi yo petrolhead, ese yo cuya llama ya no arde con la intensidad en la que lo hacía hace 3 o 4 años, pero que siempre está ahí, latente, esperando a salir en el momento más inesperado.

Y vaya si salió.

Betelu

Toda una tarde disfrutando por distintas comunidades autónomas, pasando por unos cuantos puertos de montaña, subiendo desde casi el nivel del mar hasta más allá de los 800 metros para volver a bajar después, atravesando los diferentes pueblos que salpican la zona, tan pequeños como entrañables, por una sucesión de carreteras con curvas de todo tipo: desde estrechas, cerradas y ciegas de segunda a otras más anchas y abiertas de 4 velocidad, pero todas con un asfalto de buena calidad, y sin tráfico ni ciclistas que entorpecieran mi camino al éxtasis.

Toda una montaña rusa de negro alquitrán rodeada de verdes paisajes.

betelu

Me gustó volver a estar gozando lijando cunetas, apurando las frenadas mientras reducía marchas haciendo punta-tacón, volver a verme bajando las ventanillas para disfrutar de los acelerones en los túneles que cruzábamos.

Me gustó volver a estirar las marchas justo hasta antes del corte estando rodeado de naturaleza, hacer que el sonido de la admisión resonara en las paredes de piedra, volver a oler los frenos calientes en cuanto bajé del coche.

Renault Clio 197

Me gustó eso de volver a sentirme petrolhead de nuevo, volver a ser un loco que se divierte quemando gasolina porque sí, un bicho raro cuyo punto de llegada es el mismo que el punto de partida, pero muchas, muchas curvas después.

Me gustó volver a verme con una sonrisa estúpida en la cara estando sentado detrás del volante. Me gusto volver a CONDUCIR.

Tanto me gustó, tanto disfruté, que aquí estoy, mucho tiempo después, reencontrándome nuevamente con el teclado del ordenador para intentar transmitiros las sensaciones que reviví.

Espero haberlo logrado.

2 comentarios:

  1. Claro que si! A pesar de vivir en la rutina de la que no hay remedio tenemos que encontrar nuestros momentos de locura que tanto nos agradan. Yo no estoy pasando mi mejor momento petrolhead, lo único que tengo para disfrutar ahora es un pequeño utilitario diésel, esperando un pequeño momento de liquidez económica y estabilidad para comprarme un hierro que me llene, de los de antes, (o alguna excepción de ahora) pero siempre intento de vez en cuando volver a casa por el camino más largo, o darme una escusa estúpida para escapar a alguna carretera que me haga sacar la sonrisa, aunque no tenga ni la maquina para ello ni le pueda dedicar todo el tiempo que eme gustaría a mi afición.

    Un saludo y sobre todo muchísimo animo, yo por lo menos espero ansioso de leer más entradas y compartir esta pequeña locura!

    Mi coche actual: opel corsa c 1.7 CDTI 101 Cv. Es lo que hay, pero se puede disfrutar jajaj

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    1. Eso es, debemos buscarnos nuestros momentos de disfrute para evitar vernos atrapados por la rutina.

      En cuanto a tu Corsa, no hay nada indigno en él: es el coche que necesitas en estos momentos y le sacas todo el provecho posible. Yo me estuve moviendo una temporada en un Orion 1.6 de 90cv cuando salió del concesionario en el 93, que eran unos cuantos menos cuando lo llevaba yo, y es uno de los coches con los que más me he divertido. Lo bueno de los coches no deportivos es que el límite está más cerca, que es donde está la diversión, y puedes estar buscándolo continuamente.

      Muchas gracias por leer el artículo y animarte a comentar.

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