¿Soportará la red la llegada de los coches eléctricos?

Cuando hablamos de coches eléctricos y del cambio que van a suponer en nuestra realidad, siempre salen a relucir algunos argumentos en contra de estos vehículos del tipo "¿de dónde va a salir la electricidad necesaria para alimentar sus baterías?" o "la red actual no podría soportar la llegada masiva del coche eléctrico".

Esto mismo me pasó hace unos días en un grupo de WhatsApp de quemados de cuyo no voy a acordarme, y aunque ambas posturas coincidíamos en algunos puntos, en otros nuestro punto de vista difería bastante.

Pero ¿qué dicen los datos? Vamos a analizarlos.

Según Red Eléctrica Española (REE), la potencia total instalada en España (a 31 de diciembre de 2017) asciende a 99.311 megavatios si contamos todas las tecnologías. El mayor pico de consumo registrado hasta la actualidad ha sido el sucedido el 17 de diciembre de 2007, debido a una ola de frío que afectó a la península, generando un consumo momentáneo de 45.450 megavatios.

Si comparamos ambas cifras, vemos que el pico no llega a la mitad de la potencia total instalada ¿significa eso que podríamos duplicar el consumo actual sin ningún tipo de problema? No, pues no todas las tecnologías pueden trabajar el 100% del tiempo, sobre todo las renovables, pero sirve para hacernos a una idea de la "sobrecapacidad" de la red actual.

Además, en los próximos años se espera que se instalen nuevas plantas de energía eólica y solar que ayuden a aumentar los megavatios disponibles, después de unos años en los que apenas se ha aumentado su capacidad. 

Obviamente, esa energía que "se crea" se va a tener que transportar a las zonas en las que se consume (nuestros hogares), con lo que a la gestión del consumo tradicional (el existente hoy en día), se le va a sumar la de los coches eléctricos. Para ello se usan líneas de alta, media y baja tensión, así como transformadores, principalmente, y estos van a tener que adecuarse para otorgar la flexibilidad necesaria (como veremos más adelante). 

Lo bueno es que, según REE, la red actual ya podría asumir un parque de 5 millones de coches eléctricos, y teniendo en cuenta que en 2017 el número de EV era de 2 millones en todo el mundo, se ve claramente que se dispone de margen de tiempo más que suficiente para ir adecuando la red a lo que está por venir, sobre todo sabiendo que la llegada de los coches eléctricos será paulatina.

Pero ¿cómo es posible cargar 5 millones de coches eléctricos con la red actual? Para responder a esa pregunta debemos analizar cómo se consume la electricidad en España.

Consumo eléctrico español en un día típico.

Si miramos el gráfico, vemos que el consumo combinado de empresas y hogares en un día típico va creciendo desde primera hora hasta las 13h, más o menos, es decir, hasta la hora de comer. Después, baja un poco y vuelve a crear otro pico entre las 19h y las 21h, que coincide con la hora de la cena.

A partir de las 22h empieza a caer de forma abrupta, en lo que se denomina valle de consumo, hasta la primera hora de la mañana siguiente, que vuelve a repuntar.

Es, precisamente, ese valle el que "cubrirían" los coches eléctricos, pues es cuando se pondrían a cargar. De ese modo, no se generaría un pico de demanda mayor que el que se da hoy en día, simplemente se aprovecharía el bajón existente, y como la red se dimensiona según el pico máximo que pueda haber, no sería necesaria una mejora en los primeros años.

Además, el hecho de conectar los EV a la red por la noche permitiría aprovechar la electricidad generada por las fuentes eólicas o nucleares que de otra forma se "desperdicia" (se exporta), haciendo más interesante aún, esas tecnologías.

Por otro lado, el coche eléctrico puede servir para hacer de la red actual algo inteligente y flexible, ya que al ser un elemento de almacenamiento (no deja de ser una batería con ruedas), permitiría usar su carga para abastecer picos de consumo de las viviendas para volver a cargar sus baterías cuando esa demanda descienda, y sin tener que usar las líneas de alta intensidad. Ya hay marcas, como Nissan, que trabajan en ello (tiene programas piloto en Reino Unido, Holanda e Italia, y Alemania acaba de darles el visto bueno para "verter" la electricidad guardada en los Leaf a la red), y es que uno de los mayores retos a los que debe hacer frente la red es el de amoldarse a la necesidad variable de energía, no tanto a la cantidad total instalada.



Si miramos los datos de España en 2016, vemos que ese año se exportaron 12.686 GWh de energía sobrante (se generó pero no se usó) a países como Andorra, Francia, Marruecos o Portugal, importando 20.346 GWh para abastecer los picos de demanda, de un total de 265.009 GWh usados ese año. Los coches eléctricos permitirían "guardar" cuando sobra para usar cuando hace falta, dando flexibilidad a la red, para lo cual debería haber una comunicación V2G (vehicle-to-grid o coche-a-red).

También permitirían a los dueños aprovecharse de la electricidad más barata (o gratuita si la crean con su molino y/o placa solar), almacenándola en el coche y usándola para el consumo del hogar cuando fuese necesario, en vez de andar "tirando" de la red cuando más demanda hay (y más cara es la luz). Es la misma idea que se esconde detrás de la batería Powerwall de Tesla.

Generación y distribución de la electricidad.

Es verdad que si sustituimos el 100% del parque móvil de combustión interna actual por vehículos eléctricos, la demanda de electricidad aumentará, pero lo hará en torno al 10% con respecto a las cifras actuales, situándose en unos 300.000 GWh. Una cifra muchísimo más pequeña (aunque no despreciable) de la que se podría imaginar uno, ¿verdad? Lo ideal sería apoyar el sistema de generación actual (basado en grandes centrales) con uno de generación distribuida (muchas placas solares y molinos pero de tamaño pequeño, encima de cada edificio), buscando la autosuficiencia y así, de paso, consiguiendo satisfacer los picos de consumos de los hogares de forma más eficiente.

Tampoco hay que olvidar el cambio de costumbres de las generaciones venideras, cuyo amor por las 4 ruedas se verá muy reducido en comparación a la nuestra, haciendo que el parque móvil no crezca como hasta ahora (o incluso decrezca) con el paso de los años, y es que preferirán compartir vehículos o pagar por usarlos cuando los necesiten a tenerlos en posesión. Para ellos no representan la libertad, como para nosotros, sino una atadura. Ya hay marcas de coches que hasta lo mencionan en sus anuncios.

La libertad para las nuevas generaciones es esto.

Como veis, la llegada de los coches eléctricos traerá un cambio en nuestra forma de vida y de consumir energía. Esto nos obligará a adaptarnos, y aunque no sea la panacea, no supondrá el fin del mundo, como parecen pronosticar algunos. 

Todo pasa por hacer de la red algo flexible e inteligente, aunque hay un margen de tiempo muy grande para ir realizando las actualizaciones pertinentes de forma progresiva.

Está claro que, nos guste o no, el futuro es eléctrico, y más nos vale asumirlo cuanto antes. Debemos adecuar nuestra forma de pensar a los tiempos que están por venir. Mirar hacia otro lado o negar lo evidente no va a servir de nada. La realidad es así de tozuda.